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Inteligencia artificial y género: ¿por qué es esencial la diversidad?

La inteligencia artificial está moldeando el futuro del trabajo, la ciencia y la vida cotidiana, transformando sectores enteros y redefiniendo la forma en que interactuamos con el mundo digital. Sin embargo, esta revolución tecnológica sigue un patrón preocupante: la baja representación femenina en el desarrollo de estas soluciones. La ausencia de mujeres en la construcción de la IA no solo refleja las desigualdades de género en el sector tecnológico, sino que también perpetúa sesgos y limitaciones en la propia tecnología.

Los sistemas de IA aprenden a partir de grandes volúmenes de datos y son programados por personas. Cuando los equipos de desarrollo carecen de la diversidad de género necesaria, existe un riesgo considerable de que los prejuicios inconscientes se reflejen en los sistemas finales. Así, entornos predominantemente masculinos pueden, sin intención, reforzar estereotipos y pasar por alto cuestiones específicas que afectan a las mujeres. Esto se traduce, por ejemplo, en procesos de selección laboral que desfavorecen a las candidatas o tecnologías con dificultades particulares en el reconocimiento de voz o en la detección facial de mujeres.

La investigación Data Bias: The Hidden Risk of AI realizada por Insight Avenue para Progress, encontró que un 78 % de los responsables de la toma de decisiones empresariales y de TI de Latinoamérica anticipa que el sesgo de datos se intensifique a medida que se sigan incorporando herramientas de IA y modelos de aprendizaje automático (machine learning). Sin embargo, solo un 13 % reportó estar abordando activamente el sesgo de datos o haber implementado un proceso de evaluación para eliminarlo.

En este escenario, surge la pregunta: ¿será la tecnología un factor de inclusión o reforzará aún más las disparidades de género?

Según el informe “Los efectos de la inteligencia artificial en la vida profesional de las mujeres” de la UNESCO, sólo el 29% de los puestos en investigación y desarrollo en ciencias son ocupados por mujeres. Además de la baja participación laboral en el área, también hay disparidades en el uso de la tecnología. Un informe elaborado por el Foro Oliver Wyman reportó que el 59% de los trabajadores varones de entre 18 y 65 años utilizan herramientas de IA generativa al menos una vez a la semana, mientras que sólo el 51% de las mujeres dicen lo mismo. Esta brecha se incrementa en los sectores más jóvenes: el 71% de los hombres de entre 18 y 24 años afirma utilizar IA generativa semanalmente, contra el 59% de las mujeres.

Adoptar estrategias que amplíen la participación femenina en el desarrollo de la IA es esencial para transformar esta realidad, y algunas medidas son necesarias”, dice Giuliana Corbo, CEO de Nearsure, socio estratégico en innovación digital y crecimiento empresarial con más de 10 años de experiencia y presencia en 28 países.

El primer paso es fomentar la educación y capacitación a través de programas que despierten el interés de niñas y mujeres en áreas tecnológicas desde una edad temprana, “Esto permite fortalecer su formación técnica y el desarrollo de habilidades específicas”, comenta Corbo.

También es clave implementar políticas de reclutamiento activas que busquen atraer talento femenino, crear entornos de trabajo que favorezcan su permanencia y promover su ascenso a cargos de liderazgo en el sector. Estas iniciativas contribuyen a transformar la cultura organizacional. Además, un punto central en este cambio es la transparencia y auditoría de los algoritmos, mediante mecanismos que permitan identificar y corregir sesgos en los sistemas de IA, asegurando que reflejen una visión plural e inclusiva.

A pesar de los desafíos existentes, ya hay ejemplos inspiradores que demuestran que es posible cambiar el sector. La india Anima Anandkumar, directora de aprendizaje automático en NVIDIA, es una de las principales referencias en el área. La brasileña Gabriela de Queiroz, directora de IA en Microsoft for Startups, fundó la iniciativa AI Inclusive, que fomenta la participación de grupos subrepresentados en inteligencia artificial. Por su parte, la israelí Daphne Koller, cofundadora de Coursera, ha desarrollado herramientas de IA aplicadas a la educación. Estos casos ilustran cómo la presencia femenina en la IA puede abrir camino a una tecnología más justa, eficiente e innovadora.

En un mercado cada vez más globalizado, la participación activa de las mujeres en el desarrollo tecnológico no solo reduce el riesgo de prejuicios, sino que también potencia los beneficios que la inteligencia artificial puede ofrecer a la sociedad”, garantiza Corbo. “Darles un papel central a las mujeres en este proceso es, por lo tanto, una necesidad estratégica y ética”, cuenta la líder. Mientras el futuro de la inteligencia artificial sigue tomando forma, es fundamental que las políticas, las empresas y las instituciones se comprometan con la promoción de la diversidad y la equidad. Solo así esta tecnología podrá convertirse en una verdadera aliada en la construcción de una sociedad más inclusiva, donde la innovación y la justicia vayan de la mano, siendo un motor de equidad de género en lugar de un nuevo factor de exclusión.

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